lunes, 23 de mayo de 2011

Adaptación del cuento "Toda clase de pieles"

EL SUEÑO DE AMSEL

Había una vez una familia de campesinos que vivía en el campo. Esta familia la formaba la madre, el padre, el abuelo, la abuela, y una dulce niña que se llamaba Amsel. Vivían felices rodeados de naturaleza, pero les faltaba un poco de dinero, así que cuando Amsel cumplió los 18 años y dejó de ir a la escuela, sus padres, felices de que hubiera terminado de estudiar le regalaron tres amuletos: un carboncillo de la lumbre, una cascara de limón y una corteza de un árbol; y la obligaron a ponerse a trabajar limpiando casas para poder ganar un poco más de dinero.
Pero el sueño de Amsel había sido siempre llegar a ser una gran doctora, y si no acudía a la universidad para estudiar, nunca conseguiría serlo. Entonces decidió prepara una mochila con una manta para refugiarse del frio en su travesía y un cuaderno y lapicero para poder ir apuntando sus nuevos aprendizajes. Y de esta manera esa misma noche Amsel escapó de su casa en busca de su sueño.
Estuvo andando toda la noche de camino a la ciudad hasta que el frío y el sueño se apoderaron de ella y cayó rendida al cobijo de unos arbustos. A la mañana siguiente unas elegantes chicas la despertaron y la preguntaron que qué hacía allí tirada. Amsel les contó su historia y las chicas ilusionadas le dijeron que estaba ya en los jardines de la universidad, y que ellas eran estudiantes de primer año de medicina y que le iban a ayudar a cumplir su sueño.
Lo primero que debían conseguir era una ropa más adecuada para Amsel, así que se le ocurrió que con la manta que había traído de su casa podrían coser un bello vestido, así que dicho y hecho, a los dos días Amsel tenía el vestido más bonito de todos los estudiantes. Pero el curso ya había empezado, y Amsel no se podría incorporar a las clases sin los conocimientos que sus compañeros ya habían adquirido puesto que de ser así el profesor notaría que ella no era una alumna más de la clase. Así que cada tarde sus nuevas amigas, después de salir de clase, acudían a la residencia universitaria donde estaba Amsel y le enseñaban todo lo que todavía no sabía, hasta que un día Amsel estuvo lo suficientemente preparada para empezar y comenzó a asistir a las clases.
Aprendió mucho durante los años en la universidad, y debido a su interés e inquietud por aprender, en pocos meses se había convertido en la primera de la clase.
Cuando Amsel hubo alcanzado el final de todos sus estudios, la universidad le ofreció un puesto como doctora y ella muy ilusionada lo aceptó. Y para compensar todos los años que no había estado ayudando a su familia, cada mes, Amsel regresaba a su casa para estar junto a ellos y darles dinero para que pudiesen vivir mejor. Y con todos los sueños cumplidos, Amsel y su familia vivieron felices para siempre.

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